Síndrome Del Navicular Accesorio
Descripción
A veces, los pies hacen cosas raras. Por ejemplo, un 10% de los pies de la toda la población ha decidido tener un hueso extra. Este hueso extra (o a veces un pequeño pedazo de cartílago), se llama navicular accesorio. Aparece en un tendón llamado tendón tibial posterior (es un nombre elegante, pero usted sólo debe recordar que es el que ayuda a dar apoyo al arco del pie) en el medio de la parte interna del pie, justo encima del arco. Este pequeño hueso adicional está presente desde el nacimiento, así que no es algo que crezca de repente.
Ahora bien, el síndrome del navicular accesorio se da cuando un hueso extra comienza a provocar problemas al usar un calzado, o incluso modifica la forma y la función de su pie. En realidad, el síndrome es lo que debe preocuparle, no necesariamente el hueso extra.
Síntomas
La mayoría de la gente que tiene un navicular accesorio no experimenta ningún síntoma, pues generalmente este pequeño hueso no es lo suficientemente grande como para causar problemas. Por desgracia, algunas personas salen perdiendo en la “ruleta del navicular accesorio” y el hueso comienza a molestar al pie. Estos problemas suelen aparecer en la adolescencia, momento en que los huesos y los cartílagos del cuerpo comienzan a tomar su forma definitiva (no obstante, a veces las personas pasan toda su juventud sin problemas y sólo comienzan a experimentar incomodidad y dolor en la adultez).
El disparador de los síntomas puede ser algún tipo de lesión (como cuando la persona se quiebra o se tuerce el tobillo), el exceso de actividad o la irritación en el lugar en que los zapatos rozan la protuberancia ósea del navicular accesorio. Esto puede irritar al hueso o hacer que el tendón que lo recubre (el tendón tibial posterior, ¿recuerda?) se inflame y provoque dolor. Como se compromete la capacidad del tendón para soportar al arco, el síndrome del navicular accesorio generalmente genera pie plano, un síntoma muy obvio de este síndrome.
Si usted desarrolla el síndrome del navicular accesorio, tal vez experimente una sensación de vibración u otros tipos de dolor en la parte media del pie o el arco (especialmente cuando usa mucho su pie o inmediatamente después, como por ejemplo cuando se ejercita) y tal vez note una protuberancia ósea en el interior de su pie, encima del arco. Esta protuberancia se puede inflamar, lo cual significa que se sentirá caliente al tacto, tendrá un aspecto rojizo e hinchado y probablemente le causará dolor.
Diagnóstico
Su podiatra probablemente le diagnostique el síndrome del navicular accesorio simplemente al examinar visualmente la zona y al controlar si la forma de su pie o su capacidad para moverlo indican que hay un navicular accesorio dando vueltas por ahí. El profesional puede empujar la protuberancia de su pie hacia adentro para constatar si le duele o no, y tal vez le pida que camine un poco para determinar si su marcha ha sido afectada.
Para obtener ciertos diagnósticos, su podiatra necesitará ver el interior de su pie, lo cual tal vez implique que deba realizarse radiografías o, posiblemente, una resonancia magnética u otro tipo de examen para ver la parte interna de su pie.
Tratamiento
En el mejor de los casos, para no sufrir más los síntomas del síndrome del navicular accesorio tendrá que calmar la inflamación y la irritación de su pie. Así que, para comenzar, su podiatra le pedirá que no mueva la zona afectada, para permitir que el tendón inflamado y el hueso sanen. Esto se puede lograr usando un yeso o una bota diseñada para inmovilizar el área problemática. Su podiatra también puede sugerirle que use hielo para reducir la inflamación y la hinchazón y también algunos medicamentos antiinflamatorios (como ibuprofeno o, a veces, una inyección de cortisona u otros medicamentos esteroides).
Para fortalecer sus músculos, evitar posteriores lesiones y brindar más apoyo al pie, su podiatra también le puede indicar que realice una rutina de fisioterapia y le recetará una órtesis. Las órtesis pueden brindar más apoyo a su pie, aunque deben fabricarse con mucho cuidado de modo de dejar espacio para ese pequeño hueso molesto que anda por ahí.
Si su dolor e incomodidad no desaparecen con estos tratamientos, tal vez deba considerar la posibilidad de una cirugía. Si se decide por esta opción, su cirujano probablemente retire el navicular accesorio de una vez por todas y ajuste el tendón tibial posterior para que pueda brindarle un mejor apoyo a su arco. Probablemente tenga que usar un yeso durante varias semanas y luego una férula por varios meses. Pero recuerde que, con un poco de paciencia, tal vez pueda decirle adiós definitivamente a sus síntomas.