Pie plano (adquirido de adulto)
Descripción
Los tendones trabajan mucho. De hecho, buena parte del proceso que sucede cuando usted camina se relaciona con los tendones que se estiran y se aflojan de la manera adecuada, en los lugares correctos. Una vez sabido esto, no es de extrañar que, en algún momento (probablemente porque muy a menudo olvidamos enviarles tarjetas de agradecimiento), los tendones decidan que están hartos de trabajar. Dejan de lado sus responsabilidades, trabajan menos y dejan de funcionar adecuadamente. Y esas son muy malas noticias para usted.
Tomemos el ejemplo del tendón tibial posterior: va desde la parte inferior de la pantorrilla, pasa justo por debajo de ese bulto en la parte interna del tobillo (el maléolo medial) y termina uniéndose a un hueso en la parte interna de la mitad de su pie (el hueso navicular). Es el tendón que se encarga de mantener el arco de su pie en su lugar y ayuda mucho a caminar. No obstante, con el tiempo tendemos a cargar mucho a este tendón tan trabajador, especialmente si subimos de peso o practicamos muchas actividades que lo tensionan: caminar, correr, escalar o subir escaleras. A veces, los atletas (que caminan y corren bastante), exigen demasiado al tendón y éste acaba por desgarrarse súbitamente. Pero, en el caso de la mayoría de nosotros, el daño es gradual (es decir, el tendón se va estirando), hasta que el tendón nos dice “basta”. (A veces, ni siquiera nos da un preaviso). En resumen, es posible que desarrolle una disfunción del tendón tibial posterior (PTTD por su sigla en inglés).
Existen pocas cosas que pueden debilitar al tendón (y provocar que éste diga “basta” algún tiempo antes). Las mujeres son más propensas que los hombres a desarrollar este trastorno y a menudo sucede casi al mismo tiempo que la menopausia (alrededor de los 60 años aproximadamente). El uso de esteroides (no siempre ilegales, puede ser por inyectarse cortisona en el área afectaza) y el tabaquismo también aumentan las probabilidades de desarrollar PTTD, ya que los esteroides tienden a debilitar los tendones. Un historial de lesiones en la zona, la artritis o un problema preexistente de pie plano también sirven para que el tendón diga “¡Es la gota que rebalsó el vaso!” (tendón tonto, ni siquiera debe saber lo que es un vaso).
Síntomas
Los síntomas varían dependiendo de la etapa de PTTD en la que se encuentre. Por ejemplo, es probable que comience con una tendinitis, es decir, una inflamación del tendón tibial posterior. Esto hará que la zona alrededor de la parte interna de su tobillo, y posiblemente también su arco, esté hinchada, rojiza, caliente al tacto y con dolor. La inflamación en realidad puede estar presente en todas las etapas de la PTTD. El tobillo también comenzará a girar hacia la parte interna del pie (pronación), su talón puede ladearse y es posible que sienta dolor en su pierna (ej: inflamación de los músculos de la espinilla).
A medida que el problema progrese, los dedos y los pies comienzan a girar hacia fuera, de modo que si mira a su pie desde atrás (o le pide a un amigo que lo haga, ya que puede ser una postura difícil de lograr), podrá ver más dedos en la parte externa (es decir, el costado muestra el dedo más pequeño del pie). En esta etapa, el pie aún será flexible, pero es probable que se haya aplanado un poco debido a la falta de soporte del tendón tibial posterior. Tal vez le resulte difícil pararse en puntas de pie.
Finalmente, puede llegar a una etapa en la cual sus pies sean planos e inflexibles. En este punto, puede experimentar dolor debajo de su tobillo en la parte externa de su pie, e incluso desarrollar artritis en el tobillo.
Diagnóstico
Su podiatra está muy familiarizado con los “tendones que están hartos de trabajar” y es probable que pueda diagnosticar este problema con sólo realizar un examen físico de su pie. Probablemente examine el área visualmente y tocándola, le pedirá sus antecedentes médicos (incluyendo dolores o lesiones previas) y tal vez observe sus pies mientras camina. También es probable que le pida que trate de pararse en puntas de pie; le dirá que levante su pie “sano” (el que no tiene el tendón problemático) mientras se para sobre el otro. (Le puede pedir que coloque sus manos contra la pared para ayudarle a mantener el equilibrio). Luego, su podiatra le pedirá que trate de pararse en puntas de pie sobre su pie “problemático”. Si le cuesta hacerlo, esto puede indicar que sufre de algún problema con su tendón tibial posterior.
A veces se utiliza algún tipo de diagnóstico por imágenes para diagnosticar este problema, aunque es más probable que el médico confíe primeramente en un examen físico. No obstante, puede pedirle que se realice una resonancia magnética o una tomografía computada para ver el interior de su pie. Las radiografías también ayudan a elaborar un diagnóstico.
Tratamiento
El tratamiento de la PTTD casi siempre es más fácil cuanto antes lo detecte. De modo que, el primer paso en su tratamiento es consultar a su médico apenas comience a sentir dolor. No obstante, una vez que le ha diagnosticado este problema, su podiatra probablemente le pida que haga reposo para dar un descanso al tendón enfermo y que éste le deje de doler. A menudo, esto se logra inmovilizando el pie con cinta y almohadillas, férulas o yesos, dependiendo de lo que su podiatra considere más apropiado en su caso y de la gravedad de su problema.
Tal vez le indiquen que reduzca la inflamación aplicando hielo en el área (generalmente durante 40 minutos y luego 20 de descanso, usando una toalla fina entre la piel y el hielo). Otra opción es que tome medicamentos antiinflamatorios, como ibuprofeno (es probable que los antiinflamatorios esteroides agraven el problema y en general no se recomiendan para el tratamiento de la PTTD), o que recurra al ultrasonido.
Una vez que la inflamación ha bajado, su podiatra puede recomendarle que use algún tipo de plantilla para los zapatos, que le brindan apoyo a su arco dañado. Las tobilleras también pueden ser útiles.
Si estos tratamientos más conservadores no calman a su tendón, entonces tal vez sea necesario recurrir a la cirugía para reducir el dolor. Su médico hablará con usted y le comentará cuáles son las opciones quirúrgicas disponibles. Éstas pueden incluir: transferencia de tendón, fusión de huesos e implantes óseos.
If all goes well, (and if you treat it with the proper respect it deserves), your tendon should get back to work just fine.