Pie cavo (pie de arco alto)

Descripción

El arco del pie es una parte muy importante de su anatomía. (Por supuesto, todas las partes del pie son importantes, pero hoy vamos a hablar especialmente del arco). Desafortunadamente, el arco trabaja mejor cuando tiene una altura media; si es demasiado bajo, uno tiene pie plano; si es demasiado alto, uno tiene pie cavo, o un pie de arco alto. (El arco alto puede darse en ambos pies a la vez o bien en un solo pie; ya lo saben, los pies son bastante extraños).

Los arcos altos no son tan comunes como los arcos bajos y sus causas pueden ser diversas. En algunos casos, este problema puede ser el síntoma de una enfermedad neurológica, como poliomielitis, enfermedad de Charcot-Marie-Tooth, parálisis cerebral, distrofia muscular o incluso, un derrame cerebral. Estas condiciones neurológicas pueden afectar su tono muscular y provocar que algunos músculos de su pie sean más débiles o incluso se paralicen, mientras los demás permanecen fuertes como siempre. Es como si un científico loco hubiera inventado un arma para debilitar los músculos que sólo afectara a ciertos músculos o tendones. En el caso del pie cavo, los músculos que empujan la bola de su pie hacia arriba se debilitan o incluso se paralizan. Si su problema de arco alto se debe a un trastorno neurológico, probablemente empeore con el transcurso del tiempo.

Sin embargo, los arcos altos no siempre se deben a problemas neurológicos ya que es posible heredar esta condición de sus padres. A diferencia de los casos de trastornos neurológicos, un arco alto que forma parte de su composición genética tiene menos probabilidades de empeorar con el transcurso del tiempo. A veces, tener un arco extra alto no provoca muchos problemas (sólo es más difícil encontrar zapatos que calcen bien), pero en otros casos, los problemas pueden ser graves y dolorosos.

Síntomas

Uno de los síntomas más obvios del pie cavo es que el arco queda bastante alto, aún cuando uno está parado. Sus dedos pueden doblarse hacia adentro como cuando los dedos de la mano forman un puño, algo que se conoce como “dedos de garra”. (Le garantizo que su podiatra no inventó el nombre para reírse de la forma de sus pies, en realidad es un nombre válido). O bien, los dedos pueden doblarse o arquearse (algo que se conoce como “dedos martillo”).

Tal vez note que su talón se dobla hacia abajo a la altura del tobillo, en dirección a la bola de su pie. Además, si se sienta con sus pies colgando, la parte delantera de su pie colgará más abajo que la parte trasera de su pie. (Nuevamente, esto se debe a que los músculos que empujan su pie hacia adentro son más fuertes que los que empujan su pie hacia fuera). Su pie también puede acortarse y quedar un poco tieso.

Como se coloca demasiado peso sobre la bola del pie y el talón, también puede notar que se desarrollan callos en estas zonas, al igual que en el lado del pie que está opuesto al arco (el borde exterior de su pie). Tal vez al caminar le duelan los pies, ya que se coloca presión sobre las zonas equivocadas. Usar zapatos también puede resultarle incómodo, ya que muchos no están diseñados para adaptarse a los pies con arcos demasiado altos. Además, sus tobillos tal vez sean bastante inestables porque en realidad el equilibrio lo hace con su talón y la bola de su pie, algo no muy seguro. Esto puede provocar que se esguince los tobillos con frecuencia (para empeorar aún más las cosas).

Diagnóstico

Cuando su arco alto le provoque dolor, haga que sus tobillos sean inestables o si nota que sus arcos se vuelven más altos con el correr del tiempo, definitivamente debe consultar a su podiatra. Para diagnosticar su condición, su podiatra tal vez le pregunte sobre sus antecedentes familiares. (Esto no quiere decir que esté buscando historias sobre los pasteles fantásticos que preparaba su tatarabuela, estamos hablando de antecedentes médicos por supuesto).

Es probable que su podiatra observe sus pies mientras usted camina y los examine de cerca para controlar los síntomas anteriormente mencionados, como un arco visiblemente alto, dedos martillos o en forma de garra o callos en su talón o en la bola de su pie. También puede mirar sus zapatos para ver cómo se han gastado (y tal vez le haga un cumplido sobre su excelente gusto por la moda). Puede pedirle que se haga una radiografía para poder ver qué sucede con su estructura ósea por dentro.

Si se sospecha que un trastorno neurológico puede ser la causa de su problema, su podiatra tal vez examine su pierna y también su pie y puede derivarlo a un neurólogo, que está especialmente capacitado para reconocer este tipo de problemas.

Tratamiento

El tratamiento para el arco alto realmente depende de la causa del problema. Si es probable que la condición no empeore con el tiempo (generalmente cuando la causa NO es neurológica) puede haber tratamientos más conservadores a su disposición, que le permitirán vivir sin dolor.

Su podiatra puede usar algunos dispositivos externos para estabilizar su pie y dar más soporte a sus arcos extra altos. Estos dispositivos pueden incluir ortesis (que son plantillas recetadas y diseñadas especialmente para usted, algo que puede hacerlo sentir muy especial), aparatos ortopédicos (se usan por afuera del pie y ayudan a que su pie y su tobillo se mantengan estables) y zapatos especiales (que generalmente cubren el tobillo y tienen una base ancha para dar más estabilidad y soporte). El podiatra también puede tratar algunos síntomas derivados del pie cavo y puede cortarle los callos o sugerir que use almohadillas para reducir la presión en ciertas zonas de su pie.

Si estos tratamientos no funcionan para evitarle el dolor o si es probable que sus arcos sigan empeorando con el paso del tiempo, entonces la mejor opción tal vez sea recurrir a la cirugía. Para quienes sufren de trastornos neurológicos, quizás sea necesario realizar más de una cirugía a medida que sigan empeorando los arcos. En estos casos, la cirugía es una medida preventiva, es como palear 20 centímetros de nieve de la entrada de su casa mientras sigue nevando para no tener que palear 2 metros de nieve más tarde. (En otras palabras, practicarse una cirugía ahora puede facilitar el control de su problema más adelante). Cualquiera sea la opción, su podiatra le ayudará a decidir qué es lo mejor para usted.