Descripción

Los dos tendones peróneos se encuentran detrás del hueso que sobresale en la parte externa de su tobillo. Uno se sujeta a un hueso en la parte externa del medio de su pie y el otro atraviesa la parte inferior del pie para conectarse en el lado opuesto, ayudando a fortalecer el arco. Estos tendones le permiten abrir los pies hacia afuera y le brindan estabilidad y equilibrio al arco y al tobillo, lo que dificulta la posibilidad de sufrir un esguince. Desafortunadamente, algunas veces estos tendones pueden lastimarse. Al igual que con otros problemas de tendones, este daño puede ocurrir por una lesión repentina o quizás como resultado de problemas a largo plazo (o crónicos).

Los esguinces de tobillo, o forzar demasiado los tendones (generalmente por utilizarlos en exceso), pueden provocar tendinitis, que básicamente es la inflamación de los tendones. El problema puede ocurrir en uno de los tendones o en ambos.

Los esguinces o la presión excesiva sobre los tendones también pueden provocar que los tendones desarrollen desgarros agudos. Si estos desgarros no se curan o no se tratan, pueden provocar que el arco del pie se eleve.

El abuso de los tendones puede conducir en el largo plazo a un desgarro degenerativo, donde los tendones mismos se estiran tanto que comienzan a desgastarse y desgarrarse. Generalmente, este tipo de lesiones ocurre gradualmente, algunas veces con el pasar de los años.

Cuando los tendones peróneos se desplazan sobre el hueso del tobillo, esto se llama subluxación. A pesar de que el nombre tenga onda, este problema es bastante grave y necesita un tratamiento temprano. La subluxación puede ocurrir por la forma del hueso del tobillo o la musculatura, o puede ser el resultado grave de un esguince u otra lesión repentina. Si el área está lo suficientemente dañada, la subluxación puede convertirse en un problema crónico.

Síntomas
La tendinitis, al igual que otras formas de inflamación, hará que la zona esté tibia al tocarla, inflamada y con dolor, principalmente en la parte externa del pie y el tobillo.

Los desgarros agudos probablemente se manifestarán de manera similar, provocando dolor e inflamación en la zona. También es probable que el tobillo o el pie se sientan un poco inestables (lo cual es entendible ya que aquellos tendones estabilizadores no están funcionando de manera satisfactoria).

La inestabilidad o la debilidad también aparecerán con el desgarro degenerativo, y el dolor ocurrirá de manera intermitente (probablemente no será constante). El arco también puede comenzar a elevarse.

Cuando los tendones se desplacen sobre el hueso del tobillo (subluxación), usted sentirá una sensación de golpe seco en la zona. El dolor aparecerá de manera intermitente y sentirá el tobillo bastante débil.

Diagnóstico
Si usted sospecha que puede tener un problema en los tendones peróneos, póngase en contacto con su podiatra. El podiatra controlará el tobillo para ver si está débil e inestable, le preguntará si siente algún dolor y revisará si el área está inflamada o tibia al tacto. El podiatra también puede utilizar equipos para diagnósticos por imágenes, como una resonancia magnética o un ultrasonido para poder observar dentro de su pie o su tobillo y descubrir cuál es el problema.

Tratamiento
Si el problema con los tendones es leve, un tratamiento antiinflamatorio puede ser suficiente para curar la zona. Su podiatra puede sugerir reposo junto con una medicación antiinflamatoria, que puede tomarse por vía oral o inyectarse en la zona lastimada. Sin embargo, puede ser necesario inmovilizar la zona. Su podiatra puede utilizar un yeso o una tabilla para mantener el tobillo inmovilizado, o puede recomendarle utilizar una bota ortopédica (es un accesorio atractivo y de moda) cuando hace alguna de actividad. El podiatra también puede sugerir fisioterapia, lo que generalmente implica utilizar frío o calor para reducir la inflamación y estimular la cura, un tratamiento de ultrasonido y ejercicios para fortalecer la zona, como estirar los músculos de las pantorrillas. Los aparatos ortopédicos también pueden ofrecer un apoyo a largo plazo.

En algunos casos, principalmente cuando se rompen los tendones u ocurre una subluxación, puede ser necesario someterse a una cirugía para corregir el problema. Su podiatra determinará cuál es el mejor procedimiento para usted, y quizás pueda combinar los tratamientos que se mencionaron previamente para recuperar el funcionamiento normal de sus tendones.