Ganglión o quiste sinovial

Descripción
Tal vez piense que un ganglión es algo que sale en su mano o su muñeca y a menudo esto es así. No obstante, también puede salir en su pie y provocar ciertas dificultades, especialmente si le gusta usar zapatos (algo que la mayoría hace).

Los gangliones son protuberancias que salen debajo de su piel y están repletas de una sustancia gomosa o gelatinosa. Tienden a ocurrir en la parte superior del pie o cerca del tobillo y pueden salir como resultado de un golpe o lesión (como cuando las obras completas de William Shakespeare le caen sobre su pie o cuando se dobla o tuerce su pie), o a veces no tienen ninguna causa (o al menos, ninguna causa que usted pueda recordar). Salen porque el tejido (llamado capa) que cubre la articulación o el tendón se debilita o daña y empieza a perder líquido.

Síntomas
El síntoma más obvio (y a veces el único) de un ganglión es el quiste en sí: una protuberancia que se encuentra bajo la piel, a menudo en la parte superior del pie o cerca del tobillo. El quiste puede tener otros síntomas también, como una sensación de ardor o picazón en las puntas de los pies, particularmente cuando uno se golpea el quiste (esto ocurre cuando el quiste ejerce presión contra un nervio). También puede experimentar un dolor sordo (no agudo) si el quiste ejerce presión sobre un tendón o articulación del pie. Dependiendo del lugar en el que esté ubicado, el quiste también puede dificultar el uso de zapatos, que pueden irritar o ampollar la piel alrededor del quiste.

Diagnóstico
Como son problemas muy comunes de los tejidos blandos, es probable que su podiatra haya visto un ganglión antes. No obstante, para elaborar un buen diagnóstico (algo que todo buen podiatra debería hacer), probablemente le examine el pie y coloque luz sobre el quiste para evaluarlo. Su podiatra puede presionar o mover un poco el quiste bajo su piel. Debe tener un reborde demarcado y probablemente esté conectado con capas de tejido más profundas, pero debe moverse libremente bajo la piel. Para asegurarse de que el bulto sea benigno, su podiatra puede extraer una muestra del líquido que está dentro del quiste. Ocasionalmente, puede realizarle una radiografía o usar otros métodos de diagnóstico por imágenes (como una resonancia magnética o una tomografía computada) para ver bien el quiste y para verificar si hay un posible espolón dentro.

Tratamiento
El tratamiento de los quistes puede ser complicado, ya que tienden a volver (como esa horrible vasija que ya ha re-regalado cuatro veces). No obstante, también pueden irse solos. Si el quiste no le molesta para colocarse los zapatos o para hacer otras actividades, tal vez su podiatra le diga que el mejor tratamiento sea controlarlo algunas semanas para ver si disminuye o se hace más grande. También puede recomendarle que cambie de calzado o que agregue plantillas para que sus pies estén más cómodos hasta que el quiste decida irse solo.

Si su podiatra considera que se necesita un tratamiento más agresivo, puede tratar de drenar el quiste con una aguja (un método llamado “aspiración”) y luego inyectar un esteroide en el área para evitar que se hinche. Luego, su podiatra tal vez le envuelva la zona tratada con una venda bien ajustada para evitar que el quiste vuelva a formarse. Este tratamiento a veces funciona, pero en unos dos tercios de los casos, el quiste tiende a volver a aparecer.

Si estos tratamientos más conservadores no funcionan, su podiatra tal vez le sugiera retirar el quiste con cirugía. Esto generalmente implica cortar el quiste de los tejidos blandos que lo rodean (cuidando de no tocar los nervios que están cerca), encontrar y desconectar la “cola” que conecta al quiste con la capa de tejido desde la cual creció, y cerrar y coser la herida. La recuperación puede implicar llevar un yeso o férula para reducir el movimiento (que puede provocar que el quiste vuelva a nacer) y generalmente tarda varias semanas, dependiendo del corte que el cirujano haya hecho para retirar el quiste. La cirugía es un procedimiento mucho más exitoso que otros tratamientos, aunque los quistes pueden volver a aparecer aún después de una cirugía (¡qué molestos!). Si esto sucede, hay que empezar de cero.