Artritis reumatoidea en el pie y el tobillo

Descripción

A veces nos enfadamos con nosotros mismos. En ocasiones y bajo circunstancias extremas, nos castigamos severamente por nuestros errores o incluso intentamos patearnos nuestro propio trasero (una maniobra bastante difícil por cierto). Como esa vez que tiró una jarra entera de  chocolate caliente sobre el embajador de Francia. O peor aún, como esa vez cuando su suegra le escuchó decir a un amigo que le recordaba mucho a Genghis Khan. Son esos momentos vergonzosos. Pero su cuerpo a veces decide llevar las cosas más al extremo.

Normalmente, su sistema inmunológico es la defensa que tiene su cuerpo contra los nocivos invasores que intentan dañarlo. Su sistema inmunológico mata a esos invasores tanto como puede hasta que usted recupera su salud por completo. No obstante, a veces el sistema inmunológico puede entusiasmarse demasiado con sus defensas: puede comenzar a ATACARLO. Más específicamente en el caso de la artritis reumatoidea (AR), puede atacar al revestimiento de sus articulaciones.

Cuando este revestimiento (generalmente en las articulaciones de manos y pies) se inflama, puede generar un aumento en la cantidad de líquido en las articulaciones, daños en sus cartílagos o huesos, y puede debilitar el tejido blando que rodea a sus articulaciones. En ciertas ocasiones, este daño puede agravarse tanto que sus articulaciones quedan deformadas permanentemente,  sin que usted pueda utilizarlas. Y la artritis reumatoidea no se limita sólo a las articulaciones. Puede generar problemas en sus vasos sanguíneos, su boca, sus pulmones e incluso sus ojos.

Nadie está realmente seguro de qué es lo que causa la AR, pero parece existir cierto vínculo genético que hace que ciertas personas sean más susceptibles e incluso puede haber un factor ambiental o infección que provoca que el sistema inmunológico ataque al cuerpo. Las mujeres tienden a sufrir este problema más que los hombres, y la enfermedad generalmente aparece durante la mediana edad (entre los 25 y los 55 años), pero existe una versión de la enfermedad llamada artritis reumatoidea juvenil, o enfermedad de Still, que generalmente comienza cuando un niño tiene entre 2 y 5 años de edad. Lamentablemente, no hay cura para la AR, pero puede entrar en remisión por meses, años o permanentemente.

 

Síntomas

La AR generalmente comienza presentándose como rigidez en las articulaciones, a menudo por la mañana. También es probable que note una febrícula, fatiga o pérdida de peso. La rigidez en las articulaciones generalmente provoca dolor e hinchazón en las articulaciones a medida que progresa la enfermedad, y es probable que encuentre nódulos reumatoides (bultos de tejido blando) cerca de sus articulaciones. Estos nódulos pueden rozar los zapatos o generar dolor al caminar si se desarrollan en la planta del pie. Caminar también puede resultar difícil debido al dolor en las mismas articulaciones.

Su artritis reumatoidea también puede provocar otros problemas como juanetes (a menudo debido a que se aflojan las cápsulas de las articulaciones) y dedos martillo. Incluso puede imitar a una fascitis plantar y provocar dolor en su talón. También puede desarrollar pie plano como consecuencia de la AR o sufrir dolor en el tendón de Aquiles, o incluso tener articulaciones dislocadas en los dedos de sus pies.

 

Diagnóstico

Como la artritis reumatoidea puede presentar signos y síntomas similares a otras enfermedades, a veces resulta difícil de diagnosticar, principalmente en las primeras etapas. Para descubrir exactamente qué es lo que provoca dolor en sus articulaciones (u otros síntomas), su podiatra debe elaborar una historia clínica exhaustiva, especialmente para obtener información sobre sus síntomas actuales (por ejemplo cuándo empezaron, qué tan graves han sido, etc.). Realmente no hay un único examen específico para la AR, pero su podiatra puede indicarle que se realice análisis de sangre, radiografías (u otro estudio de diagnóstico por imágenes) y un examen físico para descubrir la causa de sus problemas.

 

Tratamiento

Obviamente, el primer objetivo del tratamiento es reducir el dolor. Para hacerlo, su podiatra probablemente comience con tratamientos más conservadores como el uso de aparatos de ortopedia (plantillas recetadas) para brindar apoyo y ayudar a corregir algunos de los problemas del pie. También puede ser útil usar un calzado especial para ayudar a acomodar el pie y a caminar. Su podiatra tal vez decida extraer líquido de sus articulaciones cuando éstas se inflamen, para aliviar la presión, o bien inyectar medicamentos esteroides en su articulación para reducir la inflamación y el dolor.

En algunos casos, su médico puede sugerir una cirugía como la mejor opción de tratamiento. Hay diversos tipos de cirugías que pueden ayudar a aliviar los síntomas de la AR. Por ejemplo, su cirujano puede decidir que el mejor tratamiento es fusionar sus articulaciones o posiblemente cortar algunos huesos para aliviar la presión y adaptarse a los cambios en su pie, o retirar por completo algunos huesos pequeños. Si su AR está atacando su tobillo, su cirujano puede optar por fusionar la articulación o reemplazarla totalmente con una articulación artificial. Independientemente de cuál sea su cirugía, asegúrese de cumplir cuidadosamente con sus instrucciones para el período post operatorio.

La artritis reumatoidea puede sentirse como la peor traición y la enfermedad a menudo es dolorosa e invalidante. Pero la buena noticia es que, a diferencia de su sistema inmunológico, su podiatra siempre está de su lado y puede ofrecerle tratamientos que ayudarán a reducir su dolor y le permitirán enfadarse con usted mismo por otros motivos durante mucho, mucho tiempo.